¿Cuál es precio de tu joya?
Comencé a ir a clases de danza a los 7 años. Firmé mi primer contrato profesional a los 17 con el maestro Víctor Ullate. A pesar del éxito de trabajar sin pausa hasta los 38 años en grandes compañías de danza, experimenté una profunda sensación de soledad e incomprensión.
El dolor es tu compañero fiel de viaje. Y claro, es «normal» que busques anestesiarlo.
Durante todos esos años de carrera, desarrollé adicciones a varias substancias, personas, contextos… Para mí se trataba de un estilo de vida. Desde la perspectiva de mi salud mental, se trata de un proceso patológico. Y como en toda enfermedad seria, cuando esta se hace fuerte, tú tocas fondo.
Por el camino pasé por muchas fases, hasta llegar a enclaustrarme en un monasterio, pero nada funcionaba. Mi vida era una carrera de fondo envuelta en un ciclo de impotencia y culpa.
El camino ha sido largo y lleno de peligros. A algunas personas, primero nos salva el arte o el deporte. Pero, eso sí, a un alto precio. Y un día, con suerte, la terapia nos salva de haber pagado ese precio.
No es que el arte no ofrezca un camino de desarrollo personal sano. Es que la exigencia y la presión de una actividad de alto rendimiento son altísimas.
Al final, algo externo al arte tiene que salvarte porque no has recibido la ayuda cuando era necesario. O sea, cuando trabajas en tus metas dándote por entero a alcanzar tus sueños.
Primero, con la danza aprendí que el arte es terapéutico. Después, que la terapia es un arte. Me explico.
Cuando la Danza Movimiento Terapia llegó a mi vida todo empezó a cambiar. Empecé a pensar que quizá no fuese que nadie me comprendiera; sino que tal vez yo no me estuviera comprendiendo del todo a mí mismo.
Después de trabajar, estudiar y formarme; después de transitar mi propia terapia, veo con claridad el motivo por el que la vida me ha traído hasta aquí.
He obtenido la titulación de Máster en Danza Movimiento Terapia en la Universidad Autónoma de Barcelona; Posgrado en Danza por el Institut del Teatre de Barcelona (IT Dansa); y titulación superior en Arte Dramático por la ESAD Córdoba.
Además de enseñar, acompaño a personas en sus procesos terapéuticos basados en el concepto cuerpomente.
Unas quieren rendir al máximo para alcanzar sus metas. Otras buscan reencaminar sus pasos profesionalmente. Y otras, sencillamente, desean reducir el estrés diario, explorar su creatividad expresiva y crecer como personas a través de la terapia y el arte del movimiento.